viernes, 27 de octubre de 2006

Buena pareja

La otra noche, mientras estábamos en la cama leyendo, comenzamos a jugar. Que si cosquillas, que si pellizcos... cuando parecía que se había calmado, le intenté quitar el punto de libro para perder la página. Él lo puso fuera de mi alcance, yo me abalancé sobre él.... y la cama cedió porque estábamos haciendo el tonto. 5 tablas salidas de sitio.

Lo normal cuando comenzamos a jugar de esta manera es que rompamos algo o nos hagamos daño. No hay preferencia a este respecto. De esta manera nos hemos cargado más de una vez la cama, se rompieron unas bolas de cerámica, me dió un codazo en la nariz que casi me la rompe o yo le he hecho más de un moratón.

¡Es que somos muy burros! Cuando estuvimos en Roma, llovió, abrimos los paraguas... y casi me saca un ojo. Estoy en el trabajo, cierro la puerta de la cámara frigorífica.... y se me olvida de salir de en medio. Moratón en la cadera. El mismo día, Marc se olvidó de salir de la trayectoria de la puerta del coche: moratón en el brazo. Me corto, me tropiezo, me caigo, aterrizo en el codo y me sale un huevo (en el codo por el golpe, nada testicular ni de cambio de sexo).

Y Marc se rie. Dice que somos iguales. Igual de torpes. Claro que torpes de forma diferente. Yo causo desastres porque voy corriendo a todos los sitios, intento hacer las cosas rápido. ¡Pongo la mesa en un solo viaje! Los vasos en los meñiques, en la palma extendida los platos, bajo el brazo el agua, los cubiertos en la mano libre, el pan en la misma mano... Siempre llegan sanos y salvos. Otra cosa es que en el camino me tropiece con el centro de mesa y se caiga el suelo. Pero lo de la mesa, ¡llega intacto!

Marc, en cambio, hace las cosas al detalle, concienzudamente. Lo que no impide que cause desastres también. Porque comienza una cosa de una manera y se encabezona en que es la correcta. Así que aunque este volviendose loco porque las cosas no salen... pues se obstina y se tira tres horas (o hasta que le comento otra forma de hacerlo, al principio se cabrea "lostoyhaciendoyocoñoya" y después o lo logra a su manera o lo consigue a la mía).

Le he cogido un nuevo significado al hecho de que nos digan que hacemos buena pareja. Nos reimos de los mismos chistes malos y somos igual de torpes. ¿Se habrá dado cuenta la gente? ¿Por eso nos dice que somos una pareja muy buena?

Así que somos iguales. Me imagino con perilla, midiendo 1,85 y siendo un cabezota (adorable, sí, pero cabezota). Además de los cambios, ahora sí, testiculares y de cambio de sexo. Quizás la parte más interesante del asunto :)

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