jueves, 22 de marzo de 2007

Ira

Tengo ardores. Tengo ardores de rabia. Tengo el estómago hecho un nudo porque soy una confiada.... y el resto del mundo mundial es mil veces más listo que yo.

Cuando me fui de casa de mis padres deje todo mi entorno. Cosas malas, cierto. Pero también cosas muy buenas. Y aquí intento recuperar las cosas buenas e intentar que las malas no me sigan.

Pero las cosas las hago con los pies. Y así no se puede. Los amigos que he hecho han sido en el trabajo, McDonalds antes, Bocatta ahora. Y en los dos sitios he acabado sacándome cuchillos de la espalda que no me había dado cuenta que tenía allí hasta meses después.

Y duele. Y cuando pasa algo así, me siento sola. Y me arrepiento de millones de cosas, vomito rabia que tiñe mi mundo de rojo a todas horas.

Soy un libro, soy un libro, soy un libro... abierto. Y todo el mundo sabe que tengo mal genio, mal pronto. Aunque prefiero hablar las cosas antes de saltar al cuello... al final salto cuando no me dejan más remedio. Y voy a hacer daño. Así que me usan.

En este nuevo trabajo hay rencillas casi desde que se abrió. Rencillas estúpidas, que se entierran a poca profundidad para que apesten mientras se pudren. Y se enseñan dientes entre ellas en una sonrisa falsa, falsísima mientras por detras se ponen como un trapo.

Aquí entro yo.

Porque me dicen "Menganita ha dicho esto de ti" y yo voy a Menganita e intento solucionarlo en vez de enseñar dientes y contestar "Pues Menganita también te pone verde a ti".

Pero Menganita tiene una versión diferente y asegura que Fulanita, quien me ha informado, es una mentirosa y que dice cosas terribles sobre mi. Y me voy a Fulanita a que me explique de que estamos hablando.

Aquí entra mi ira.

Y entra también el antiácido.

En un chute de antiácido reciente, tras tener una conversación en plan "Menganita dice que...." decidí que se acabó. No quiero saber nada más. No quiero que me cuenten nada más. Y me da igual si es cierto o no. Porque yo hablo con ellas durante el curro para ser amistosa. Pero amigas con colmillos y más veneno del que pueden inyectar no me hacen falta.

Espero que así mi ira se vaya.

Y el antiácido con ella.

Aunque vuelva a sentirme un poco sola.




(Emi, podió, no te vayas, que me muerden)

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