Ayer la cocina de mi casa parecía el Bulli. Decidimos que ya que tenía fiesta en el curro invitaríamos a mis padres a comer (esencialmente interesados, que nos daban los regalos de reyes XD ). Unos días más tarde decidimos que podríamos invitar también a mi suegra, y ya que invitamos a mi suegra pues a mis cuñados, que así reuníamos la familia de él (que es más bien cortita y difícil de reunir). Y el sábado me entra una duda existencial: ¿mi hermano y mi cuñada también estaban implicitamente invitados? Llamo a mi madre y resulta que sí...
Resumiendo: lo que iba a ser una comida de 4 personas (incluyendonos a nosotros) pasa a ser una de 9 (incluyendonos again)... Que en mi microcomedor no cabemos... y tienen que traer las sillas mis padres porque la otra opción es el suelo y como que está feo.
Vale, esta bien. No nos estresemos. Nos levantamos a las 9 (aunque nos hayamos acostado a las 4) y nos ponemos a preparar la comida. El domingo nos sonó el despertador a las 9... y nos levantamos a las 10.30. Crisis de ansiedad y todavia no hemos comenzado...
De primero caldito: lavamos todo, agua hasta arriba y tapamos la olla express.
De segundo pollo al horno con verduras: pela que te pela, corta que te corta... ay, primer corte del día, me estoy desangrando por el dedo anular.... Como escuece el maricón...
Definitivamente tantas verduras no caben en la olla, el pollo haciendo equilibrio encima de un maremagnum de verduras cortadas en juliana. Apretamos un poco... nada. Aplastamos otro poco... nada. Le gritamos al pollo a ver si se encoge... nada (va a ser que al estar muerto no se arruga por más que lo amenacemos con meterle una manzana en el culo). Al final lo repartimos en dos ollas y aún así el pollo sigue bailando. Nos ha salido bailón el puñetero. De todas formas, en cuanto se cueza la verdura bajara el volumen. Eso si conseguimos cocerlo, que en el horno no caben dos cazuelas no borrachos... Al final, cazuelas torcidas, bandejas apañadas, dos alturas, y -por fin- entran las dos.
Y justo cuando conseguimos cerrar el horno, la olla express comienza a escupirnos espumilla blanca en plan niña del exorcista (porque siempre tiene que ser todo tan estresante en mi vida?) Que te entran ganas de cogerla y llevarla a un cura a que le quite el demonio escupidor que lleva dentro. Marc afirma que es porque le he tirado harina en la boquilla. "Pues si que cunde una salpicadura de harina!!!" y es que en esos momentos la hornilla ya estaba inundada de espuma blanca y la puñetera olla no tenía pinta de querer parar.
Eran la una, todavia no había llegado nadie... y ya teníamos toda la comida hecha!! Increible, el pollo bailón se había acomodado entre las verduritas, la sopita estaba ya en su punto y la olla había sacado ya el demonio que llevaba dentro, no nos escupía ni hacía cosas raras. Y como colofón, el roscón de reyes, relleno de cremita y hecho por mi vecina de abajo (que tiene una panaderia, a la que le demostramos lo buenos vecinos que somos hace poco. Total, habíamos sufrido, nos habíamos quemado, cortado, ensuciado... pero ya estaba todo y bastante presentable!!
Acabamos de comer y el roscón es de mazapán. Definitivamente hay cosas que no se olvidan
lunes, 8 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario