En realidad los nervios vienen por otro lado. Como ya os dije al final me voy a Tailandia de luna de miel. Hasta aquí fantástico. El problema viene cuando un alma caritativa, del mismo tipo que te informa que te has engordado o que el nuevo peinado no te sienta bien, me aconsejó que tuviera cuidado con lo de los masajes tailandeses. A mi mirada interrogativa, me explico que en el programa "Duty Free" de Sardà, salió un tio que se había ido de luna de miel a Tailandia y que cada día se iba a hacer un masaje tailandés con su mujer, cortina entre medio de los dos. Un día la mujer descorre la cortina... y encuentra al tio haciendo algo más que un masaje con la tailandesa. Después de aquello el muy *piiiiiiiii* decidió que se estaba de maravilla en Tailandia y se quedó a vivir allí.
En cuanto acabó de relatarlo me comenzó a subir una picazón extraña por la garganta, que subía desde el estomago ... traspaso mi cara y se instaló incomodamente en lo alto de mi cabeza en forma de fantásticos cuernos imaginarios. Sé que es ilógico, sé que si tiene que pasar, pasará, por más mal que esté desde antes. Y menos mal que voy racionalizándolo y se me está pasando poco a poco.
De hecho, lo voy a enfocar de otra manera. A la próxima alma caritativa que decida que necesito saber los riesgos de la convivencia... le pego.
Porque siempre se mata al mensajero. Y más aún cuando va con mala leche.

No hay comentarios:
Publicar un comentario